EL COMPLOT DE LAS BOLSAS

Esta comprobado científicamente que las bolsas se encuentran en un fuerte complot en contra de la paciencia de nosotros los humanos. Se burlan de nosotros.



¿Nunca les ha pasado que de buena voluntad recogen una basura, solos, sin ayuda, y cuando justo van a introducirla a la bolsa, la bendita se cierra y la basura que recogieron de mil amores cae nuevamente al piso?. Pues estoy segura de que más de una vez les ha pasado. Lo mejor del asunto, es que la mayoría de los casos ocurre cuando la basura que recogieron es un poco desagradable al tacto, o huele de espantoso.

Estudiando la habituada diversión de las bolsas, me di cuenta que este complot se divide en varios tipos. El primer tipo de este complot, es el ya mencionado, con el que las bolsas se divierten por horas, y hasta que no viene alguien a ponerles un parado (es decir, agarrar con ambas manos, los lados y mantenerla abierta, mientras tu introduces la basura), no se quedan quietas.

El segundo, es menos desagradable pero fastidia la paciencia de igual manera. Ocurre que uno de manera delicada abre por ejemplo una bolsa de Cereal, no quieres ensuciar nada, así que lentamente inclinas la bolsa hacia el plato en el que vas a comer, y unas hojuelas se quedan “pegadas” justamente en la costura de la bolsa; se tranca el cereal, empiezas a desesperarte un poco, e inclinas un poco más la bolsa y la sacudes. He ahí cuando la bolsa hace de las suyas, y ese cereal que se quedo pegado, sale, pero SIEMPRE hacia afuera del plato, ensuciando todo a su paso.

Ven que lo que digo es cierto. Pero ahí no acaba la cosa; existe un tercer tipo de complot que es el más habitual y el que más desagrada, porque es el que juega con el orgullo de uno, y sobre todo, molesta a gran escala nuestra paciencia. Usando el ejemplo de la bolsa de cereal: abres tu bolsa por un lado, delicadamente, sin desastres, aun no has servido el cereal en el plato, mueves la bolsa de un lado a otro para no ensuciarla, etc, etc, y cuando te das cuenta, media cocina está llena de cereal. -¿Por qué?- Preguntas tú. Pues resulta que la linda bolsita, tenía ya un hueco del otro lado, pero no decidió mostrártelo sino hasta que fuera demasiado tarde y abrieras el otro lado. Siempre recordamos la mama de la bolsita en estos casos. Pero no solo hace presencia de su maldad en casos como estos. Estamos en el supermercado, agarramos una bolsa de leche, azúcar, sal, etc (habitualmente ocurre con cosas que sean chiquiticas); pagamos, llegamos a casa, vaciamos las bolsas para guardar en gabinetes todo, y la linda bolsa tenía un hueco y ensucia TODO A SU PASO. Claro, no puede faltar siempre el que este descalzo y disfrute de la placentera sensación.

Pero no solo ocurre de esta manera. También cuando quieres dártelas del “muy-muy” y quieres abrir la bolsa apretándola porque el aire la hará estallar, todo el contenido cae sobre tus piernas, ensuciándote y haciendo que todos se burlen de ti. -¡Gracias bolsa, yo quería que se abriera el otro lado!- Piensas tú.

En conclusión, las bolsas se divierten mucho con nosotros, juegan con nuestra paciencia, orgullo, comodidad y placer y nosotros simplemente nos dejamos.
Cuéntame, que ha hecho contigo una bolsa.

Comentarios

  1. Jajajajaja bolsas mal intencionadas vale xD... Jajajajaja todo es cierto, siempre pasa eso con las bolsas muajajaja xD Y cuando abres las bolsas de Flips y se abren mas de lo que deberían y terminas con media bolsa rota y un desastre??

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  2. nunca me ocurrio nada parecido :/ XD

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  3. Dani: si las bolsas nos odian! malevolas maleficas! y bueno eso de romperse toda la bolsa considero q tmb ya tiene un grado de torpeza XD

    Boris: chimbo!

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